Como es conocido, la emisión de bonos de la Generalitat de Catalunya ha tenido una gran acogida por parte de los inversores. Incluso el emisor se ha animado a ampliar la emisión hasta los 2.500 euros.
Estoy plenamente convencido de que más de un pequeño inversor ha adquirido bonos por dos razones: por rentabilidad y por un sentimiento de país, pongamos en una proporción del 50%. Por otro lado, un importante porcentaje de bonos han ido a parar a manos de inversores no pertenecientes a la Comunidad catalana. No creo que en este caso el patriotismo tenga ningún tipo de participación.
Expuesto lo anterior, se ha sabido que varios políticos catalanes que se le suponen patriotas, por definición, han declarado que no podrán adquirir ningún bono porque son pobres de solemnidad. Esas declaraciones las han realizado con una expresión que pretendía decir a la ciudadanía que no todos los políticos son ricos y que tienen dificultades para llegar a fin de mes.
Las preguntas que surgen son: a) ¿es que esos políticos no son patriotas? ¿es que no quieren invertir porque los bonos los ha emitido “el adversario político? ¿será porque, por su condición de político tiene otras alternativas de inversión más rentables (solo es una reflexión) o, realmente es que son pobres de solemnidad a pesar de tener sueldos NETOS MENSUALES de entre 5 y 6.000 euros, más prebendas y otros beneficios.
Estas actitudes, hechas públicas e impresas en los periódicos es una más de las necedades en que con habitualidad incurren los políticos cuando quieren justificar lo injustificable, sin caer en la cuenta que esas actitudes pueden irritar más de lo que ya están a los desempleados y mileuristas en particular y a la ciudadanía en general, por quienes dicen estar muy preocupados. Cada vez nos hacen sentir más vergüenza ajena.
dilluns, 25 d’octubre del 2010
Vergonya aliena (Eliseu Santandreu)
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