Una de las escasas ventajas, que produce la
crisis es que aparecen a la luz pública muchos aspectos que, aunque se
sospechaba de su existencia, se desconocía el enorme volumen, importancia y
perjuicio que han producido los despilfarros, derroches y dilapidaciones que se
han estado produciendo durante los catorce años (1993-2007) que duró la época
de las vacas gordas. Algunos ejemplos ponen de evidencia lo que
precede.
¿Por qué la Diputación de Barcelona ha estando
pagando por su sede en Barcelona, en un magnifico edificio más apropiado para
un buen museo o una magnífica biblioteca, 2,5 millones de euros al año y ahora,
los responsables nos salen con la magnífica idea de prescindir de ese coste,
para “ahorrar”?
¿Por qué RTVE (Radio y Televisión Española)
ha venido retribuyendo con 120.000 euros anuales a sus diez consejeros? ¿Por
qué cada consejero disponía de un asesor que percibía 60.000 euros anuales, así
como una secretaria con su correspondiente coste? Ahora se ha decidido eliminar
los coches “oficiales” que utilizaban ¿Pero, por qué existían esos coches
oficiales? ¿Es que esas personas no podían desplazarse como cualquier
trabajador en un medio público, pagándoselo de su bolsillo? ¿Por qué a estas
medidas se les ha denominado “ejemplarizantes”?
¿Por qué han salido a flote tantas obras
faraónicas que se han realizado sin comprobar antes, si esa versión cumplía con
la elemental regla de que aportaran mayor valor en relación a la inversión? ¿Por
qué, además del propio fiasco del aeropuerto de Castellón, ahora resulta que se
destinan 7.000 euros mensuales de luz, 5,5 millones durante 5 años para
vigilancia privada, 382.000 euros al año de las nóminas de las siete personas
que allí trabajan, 1,2 millones de euros al año gastos financieros, y 30
millones de euros como gastos en patrocinios, publicidad, feria, etc. para su
mantenimiento.
Si un principio fundamental en cualquier
empresa, consiste en que la retribución de los máximos responsables debe estar
directamente relacionada con la riqueza que su trabajo aporta a la empresa ¿Por
qué muchos directivos de cajas y bancos cobraban impunemente cantidades
astronómicas por hundirlas? ¿Por qué ahora esos mismos directivos se sienten
agraviados porque se les ha rebajado el sueldo a 300.000 o 600.000 euros, en
función de las ayudas que hayan recibido para reconducir el fiasco del cual
fueron autores?
¿Por qué leemos que el Presidente del BBVA
ganó en 2011 un 6,4% menos que el año anterior y se deja para segundo término
que fueron 4,97 millones de euros?
¿Por qué ahora se ha conocido que 106
municipios españoles están afectados por escándalos?
Según el gobierno, se extinguirán filiales
públicas, que se integrarán en la matriz, desapareciendo el presidente, los
directores generales y todo el Consejo de Administración– reconociendo que
muchas de esas sociedades no tienen interés público alguno (!!!) Como el Quinto
Centenario del Descubrimiento de América, Barcelona Holding Olímpico o Carmen,
la comida de España 1992. Sociedad Anónima, una empresa creada para fomentar e
impulsar la dieta española. Solo eran cementerios para elefantes leales y
estómagos agradecidos.
Seguramente se podrían añadir muchas más
situaciones y hechos que no tienen cabida en este espacio, por lo que la
pregunta surge: ¿es necesaria una crisis para eliminar tanto despilfarro y
tanto individuo viviendo de la mamandurria? ¿Por qué lo indispensable hasta
ahora, ha pasado a ser absolutamente prescindible?
Aunque por naturaleza los mediterráneos
seamos unos manirrotos, deberíamos aprender a gestionar como si siempre
estuviéramos en crisis. Las empresas que han aplicado ese principio han
sobrevivido sucesivas crisis, pero en el ámbito de las altas jerarquías deben
desconocer ese principio.
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