El scrip dividend se ha puesto de
moda entre grandes bancos y empresas que cotizan en Bolsa. Se le conoce también como
dividendo flexible o dividendo elección.
Consiste en una alternativa al pago de dividendos que permite elegir
entre cobrarlos en efectivo -práctica tradicional- o mediante canje por
acciones. Las empresas emisoras dedican muchos medios y recursos económicos para
animar a los accionistas a que se acojan esta última opción.
Su mecanismo es sencillo. Una vez
aprobada la cifra de dividendo a distribuir entre los accionistas, el Consejo propone
la aprobación para que los mismos puedan suscribirse como derechos gratuitos de
acciones nuevas. A cada derecho se le asigna un valor (equiparándolo al
dividendo a cobrar). Paralelamente se hace una ampliación liberada de capital,
estableciendo una relación económica entre los derechos y las nuevas acciones.
Para obtener una acción nueva se determina el número de derechos.
A la vista de las distintas propuestas
o posibilidades, el accionista puede optar entre: 1) ejercitar el derecho para
suscribir nuevas acciones; 2) vender los derechos a la compañía emisora a un
precio garantizado (en la práctica, supone percibir el dividendo en efectivo) o
3) venderlos al mercado cuando entre en cotización el derecho (también equivale
a percibirlo en efectivo aunque no a precio garantizado). En la primera opción
no procede realizar retención fiscal lo cual no implica que en el momento de vender
el título se deberá pagar el correspondiente impuesto.
Las razones que pueden inducir al emisor a ofrecer las
diversas elecciones a sus accionistas, son, a) ampliar capital sin que el
accionista tenga que realizar ningún desembolso y b) al no producirse salida de
liquidez puede destinar esos recursos a otros fines y, a su vez, mejorar sus
ratios de capital.
El sector bancario español fue el pionero en
utilizar esa modalidad y el primer banco que se acogió a esta modalidad fue el
Santander, en el año 2009. A la vista de la buena acogida que obtuvo esa
propuesta entre los accionistas, se sumaron otras entidades como BBVA, Banco
Popular y Bankinter,
si bien cada una adoptó su oferta a sus particularidades y objetivos.
Volviendo al Santander, en el último scrip del pasado mes
de octubre, el 83,57% de los accionistas con derechos de asignación
gratuita prefirió recibir nuevas acciones .mientras el 16,43% restante de los titulares
de derechos prefirió percibir el
dinero, lo cual supuso a la entidad tener que desembolsar 248,8 millones de
euros. Lo más destacable y sorprendente es que entre ese porcentaje minoritario
figuraba Emilio Botín Sanz de Santuela García de los Ríos, Presidente del
Banco.
Sin
embargo, los grandes accionistas del Santander no son la única excepción en optar
por cobrar los dividendos en efectivo. En Iberdrola, la elección de percibir en
efectivo el dividendo la práctica del scrip dividend desde hace dos años
ha provocado que sus grandes accionistas, que prefirieron del cobro en
efectivo, hayan visto diluido el peso de sus acciones en el conjunto del
capital. Bancaja (ahora Bankia), que tenía un 5,7% en 2009, tiene ahora un 5,3%.
BBK (ahora Kutxabank) controlaba el 6,8% en 2009 y ahora posee el 5,3%. También
su primer accionista ACS, con el 15% del capital cobró el dividendo en metálico
y al parecer no tiene intenciones por las acciones liberadas en el futuro.
En Telefónica, los componentes de su
núcleo duro también optaron por recibir dinero, en lugar de acciones. En Repsol,
que se estrenó el pasado 2012 con esta modalidad, sus dos primeros accionistas,
La Caixa y Sacyr, se plantearon cobrarlo en efectivo.
Obviamente, optar por percibir los dividendos
en la modalidad de efectivo, es una decisión absolutamente lícita y que suele
obedecer al hecho de que el accionista precise liquidez. Sin embargo, cuando los
máximos dirigentes o núcleos duros, principales impulsores de la encarnizada
defensa que pueda suponer a la entidad que dirigen, que sus accionistas
prefieran la ampliación de capital liberada no deja de ser como mínimo
sorprendente, produciéndose una vez más, decisiones incongruentes e inoportunas
que provocan confusión y desorientación entre los accionistas que prefirieron
optar por las acciones.
Hasta la
fecha, los accionistas a los que se les ha ofrecido el ‘scrip dividend’ se han
decantado mayoritariamente por el cobro en acciones. La caída de las
cotizaciones y la alta retribución de dividendos para mantener la fidelidad de
los accionistas han provocado que el canje por títulos les resultara más atractivo.
Por otro lado,
cuando un accionista con derecho acciones no indica lo contrario a la propuesta
del emisor, por defecto se entiende que opta por el canje de acciones ratificando
el interés del emisor por esta alternativa, arguyendo que si se percibe el
dividendo en efectivo se aplica un gravamen fiscal, lo cual no sucede en el
caso de canje por acciones.
Muchos grandes
accionista aplican a los minoristas el dicho ¡Hacer lo que yo diga, pero no lo
que yo haga!
Foto: El Economista
Foto: El Economista
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