En 1978 existían en España 108 bancos operativos
de los cuales 104 eran españoles y
4 extranjeros. Los siete mayores bancos españoles representaban el 75% del negocio
bancario y el resto el 25%.
Los presidentes de esos siete bancos -Santander, Central, Hispano, Banesto, Vizcaya, Bilbao y
Popular- formaban un selecto club, liderado por Emilio Botín padre, que se reunía mensualmente para tratar sobre
la marcha del sector y establecer reglas para regular sus intereses comunes. En
1960 se había estrenado la película de John Sturges titulada los “Siete
magníficos” protagonizada por Yul Brynner, Steve MacQueen y otros cinco
artistas. Esa película dio coloquialmente su nombre a la élite bancaria.
El clan funcionó durante muchos años hasta
que en 1989 el Banco de Santander lanzó la supercuenta, como réplica a
la retribución del 14% de las Letras del Tesoro que el Estado emitió para
cumplir las exigencias de entrada para pertenecer al Mercado Común, tipo que el
Santander igualó. En 1991 ese mismo banco potenció los fondos de inversión con
el superfondo; en 1993 ofreció la superhipoteca y en 1994 el
supercrédito personal. Fue el banco más innovador de aquella época, lo cual le supuso
“robar” miles de clientes a sus competidores.
La ruptura de la armonía del histórico grupo de
banqueros dio lugar a una fiebre de las fusiones. En 1990, se fusionaron el
Banco de Bilbao y el Banco de Vizcaya. El 1991 El Banco Central y el Hispano
Americano constituyeron el BCH. En 1993 el Estado intervino Banesto que adquiriría
el Santander. Ese mismo año se privatizó el Banco Exterior de España que pasó a
denominarse Argentaria. En 1999 se fusiona el Santander con el BCH citado,
dando lugar al SCH y en el 2000 se fusiona el BBV con Argentaria, originando el
BBVA. En definitiva, aquellos siete magníficos quedo reducido a solo tres
entidades: SANTANDER, BCH y Popular, aunque este último muy alejado de los dos
primeros.
En poco más de una década, el sector bancario
quedó reducido a los dos megabancos citados y otros, denominados medianos como
Banesto, Popular, Sabadell y Bankinter. Por otro lado, de las 45 cajas existentes
hace solo tres años, destaca con mucho Caixabank. Sin contar con Bankia que por
el momento suscita muchas dudas, el sector bancario actual vuelve a tener un
núcleo duro formado por siete entidades.
La concentración de entidades financieras debería
evitar lo que ha sucedido en el sector español de carburantes, donde los tres
operadores más importantes –Repsol, Cepsa y BP- dominan el 73% el mercado de la
distribución. Resultado: manipulan a su antojo los precios de los carburantes,
recomendando a las estaciones los precios que deben aplicar a los carburantes. Cuando sube el petróleo
la repercusión es inmediata, pero no es tan rápida cuando baja. Ante ese abuso, la Comisión
Nacional de la Energía (CNE) se plantea intervenir en el mercado de
combustibles.
Para finalizar la reconversión del sector bancario,
deben cicatrizarse profundas heridas como a) Un empleo abusivo de las ingentes
ayudas de dinero público a favor de sus propios intereses; b) el despido de
miles de trabajadores, c) el cierre de cientos de oficinas; d) las malas artes
de algunos dirigentes -en mayor medida en las Cajas- e) las cláusulas suelo en
las hipotecas; f) la aplicación de
swap´s a productos y finalidades inadecuadas; g) el fiasco de las
participaciones preferentes o, h) la deuda subordinada, entre otros, han
causado tal perjuicio que deberán transcurrir muchos años para que el ciudadano
en general y el usuario en particular recuperen la confianza que debe ser la
principal misión de los bancos.
Los súper millonarios sueldos que perciben muchos altos
directivos del sector bancario no justifican en absoluto el regreso a las políticas
y estrategias basadas en las clásicas y habituales reglas: a) aplicar los tipos
de interés más altos posibles; b) retribuir el máximo al pasivo; c) fidelizar
al cliente con regalos; d) aplicar comisiones a todo servicio y ocasión; c)
sustituir empleados administrativos por empleados-vendedores; d) vincular
productos para captar pasivo, etc…. Para alcanzar esas metas no se precisan
demasiados genios. ¿Por qué entonces, esas retribuciones? Por el mero hecho de formar
parte de lobbys aprovechando el privilegio que les da su posición de
generosos acreedores de los centros de poder. Benjamín Franklin ya sentenció
“los acreedores tienen mejor memoria que los deudores”
Recientemente, Bankia ha
comunicado a 72 directivos que no cobrarán la retribución variable
correspondiente a 2011 que estableció el equipo de Rodrigo Rato, a fin de
“retener el talento” ¿talento? y que en su totalidad ascendían a la
cifra de 600.000 euros. La parte que
ese grupo haya podido cobrar la deberá devolverla a la entidad y a quienes se
lo hayan gastado, la misma entidad les ofrecerá créditos blandos.
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