dijous, 13 de setembre del 2012

Recortes y derroches. Publicat per Eliseu Santandreu al Diari Sabadell el 8 d'agost.


No entraré en los detalles y efectos que puedan suponer en la Economía los recortes adoptados por el Gobierno, en cumplimiento a las normas dictadas por Europa, como acreedores de España, porque ya se han debatido hasta la extenuación y es harto sabido. Sin embargo, en esos recortes no se hace alusión a que en el Estado español aún exista la friolera de 73.500 políticos ocupando puestos en las distintas Administraciones; miles de asesores que, sin haber hecho oposiciones cobran un buen sueldo y un dudoso nivel de eficiencia de su labor; que cada día se gasten 2,5 millones de euros en operaciones de misiones militares internacionales o que, a pesar de las repetidas promesas en eliminarlas, aún hayan 2.400 empresas públicas, sin que se sepa con exactitud la finalidad de la mayoría de ellas, entre otras minucias..

De los 65.000 millones de euros que el Gobierno asegura que se ahorrarán con las últimas medidas durante los años, 2012, 2013 y 2014, el ahorro de las medidas que afectan directamente al Estado central es de 600 millones de euros, lo cual resulta, como mínimo,  muy llamativo. Analizando muchos aspectos que por lo visto se consideran intocables, destacan los siguientes:

a) ¿Por qué cuando se inaugura una carretera, rodeando al Ministro o Conseller del ramo siempre figuran no menos de cien personas, con sus coches, ayudantes, guardaespaldas, fuerzas del Estado…? ¿Es que todas esas personas, muchas de ellas sin relación directa con el evento? O ¿Solo cobran por salir en la foto? ¿es que  no tienen  trabajo en sus despachos?


b) ¿Cuánto le cuesta al erario público, tantas reuniones diarias y semanales en Madrid, u otros lugares de la geografía a las que se desplazan Presidentes, ministros, consellers con sus secretarios, asesores, guardaespaldas, gastos de manutención y hospedaje, cuando en realidad, con los actuales medios audiovisuales, la mayoría de esas reuniones podrían celebrarse a través de una videoconferencia o con un simple correo electrónico.

c) Por qué, disponiendo en el aparato gubernamental de tanto asesor, consejero, experto, direcciones generales, economistas, ingenieros y abogados, para tomar cualquier decisión se recurra habitualmente a comités de sabios o dictámenes de expertos, que con frecuencia acaban con un informe repleto de banalidades obvias. ¿Sobran reuniones e informes, o sobran los departamentos y expertos que los deberían realizar?

d) ¿Alguien ha calculado el coste que supone los desplazamientos, alojamientos en Palacios con sus mayordomos, cocineros, sirvientes, limpieza y mantenimiento; personal de protocolo;  fuerzas y cuerpos de seguridad, del Rey, de la reina, de los Príncipes y las Infantes  para inaugurar o clausurar unos eventos que a ni a ellos mismos les interesa en absoluto, pero se convocan para satisfacer el ego de quienes los organizan a fin de justificar su actuación?

e) ¿Qué utilidad tiene el Consejo del Reino? ¿De qué sirven las Delegaciones del Gobierno en las capitales de las Comunidades Autonómicas CCAA y las subdelegaciones en las provincias con sus correspondientes secretarías, presidencias,  consejeros, coches y tarjetas de crédito y el correspondiente coste de ubicación en edificios notables? ¿Qué utilidad tiene el Senado? ¿Se podría prescindir de las Diputaciones? ¿Alguien sabe con certeza qué funciones tienen asignadas, amén de acompañar a las personalidades que se desplazan a su Comunidad?

f) Una vez finalicen los JJOO de Londres ¿Se llegará a conocer el coste que suponen los desplazamientos de delegaciones deportivas, Autoridades, de notables personalidades con sus familiares, invitados y amiguetes; el coste de aviones oficiales o el de los billetes en primera clase, las facturas en hoteles de lujo y de las comilonas en restaurantes de moda, con cargo al erario público?

g) Aunque pueda parecer una sorna: si resulta que estamos intervenidos al dictado de Bruselas: ¿Qué sentido tiene mantener tanto aparato legislativo?  ¿No se podría prescindir de tanto aparato estatal, al menos durante el período de duración de vigilancia a la que nos someterán?

El poco interés y falta de voluntad política en eliminar muchos costes producto de costumbres, vicios, actos y gastos ineficientes e innecesarios obedece a que quienes deberían eliminarlos son muy conscientes de que  cuando dimitan o les cesen podrán beneficiarse de esas prebendas, como han hecho sus antecesores.

1 comentari:

llorenç Gimenez ha dit...

Buena descripción de las cifras que mueve la política, y los políticos, que tienen montada la "botigueta" (el negocio) dentro del estado.