Tras unos días de
recopilación informativa en medios de comunicación especializados y solventes, seleccioné
las siguientes:
«El FMI aplaude la
amplia y eficaz reforma bancaria»;
«La City londinense teme que la reforma vuelva a quedarse pequeña»; «La
UE sitúa a España como el único país, de los 27, en recesión en el 2013 y un
paro del 25%» «La CE exige más
recortes»; «Los países rescatados, Italia, Irlanda, Portugal Grecia e Italia
presentan mejores resultados que España»; «Grecia dejará el Euro, lo cual
costará a la UE 250.000 millones de euros»; «El Vicepresidente de la Comisión
de Asuntos Exteriores Olli Rehin dice estar convencido de que la reforma
aprobada por Rajoy disipará las dudas sobre las entidades españolas»;«Bruselas
condicionó las ayudas a la banca al rescate del país;«Moody´s afirma que la
reforma es positiva pero no definitivamente»;«El ministro alemán de finanzas
afirma que España va por el buen camino»; «Alierta defiende la solidez de
España»; «Ministro Guindos: Si las valores –de los bancos- independientes
confirman que la valoración es correcta, habrán inversores»;«El ministro de
finanzas de Luxemburgo, Luc Frieden afirma que España no es una segunda Grecia».
Ante esas afirmaciones me
pregunto ¿Ellos son conscientes de que con sus declaraciones, provocan un
pánico en el entorno económico en general y en la ciudadanía en particular?
¿Son conocedores de que mucha gente, siguiendo sus consejos extrae el dinero de
sus bancos y lo depositan en Alemania, con lo cual ésta capta un dinero barato
que luego prestará a España para “salvarla”? ¿Hasta qué punto esas actitudes cumplen
las más elementales normas de la ética al lanzar esos mensajes apocalípticos
cuando la sensibilidad social ha llegado a un grado de extrema preocupación? ¿No caen en la cuenta que con su
actitud actúan como un bucle que provoca precisamente lo que ellos pretenden
evitar?
Muchos economistas y lobbys deberían hacer el papel que les
corresponde y no el de pitonisos. Siguen en su empeño de vaticinar desgracias
sin aportar soluciones ni sugerencias. Sería de agradecer que utilizaran sus
supuestas dotes pedagógicas y sólidos conocimientos en aleccionar a la gente, explicándoles
las cosas con detalle y humildad, en lugar de lanzar diatribas suicidas. En una
palabra, deberían dar mucho más énfasis en crear cultura que en aprovecharse de
la ignorancia de sus “alumnos”.
Obviamente, mientras
dure ese pandemonium las empresas no
invertirán ni que la gente corriente confiará en nada ni en nadie, mientras los
países a los que acudimos en petición de ayuda, nos considerando como un Estado
bananero. Solo se frotan las manos con fruición y avaricia los especuladores,
que alientan el caos, en su propio beneficio.
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