La alarma
social que producen la mayoría de escándalos financieros, han abonado la idea
de que las personas estrechamente relacionadas con las finanzas son
delincuentes potenciales y, que las técnicas que utilizan se han creado para facilitar la comisión de estafas y
fraudes.
Cuando
aflora uno de esos escándalos, se acusa al uso y aplicación de la “ingeniería
financiera”, como el efecto causante del embrollo, cuando en realidad solo se
ha perseguido el deseo de enriquecerse a corto plazo, vivir con todo lujo,
obsesionados por alcanzar el poder y, lo peor de todo ello, con la conciencia
de estafar a diestro y siniestro. La codicia de los que comenten esos
escándalos es infinita. Con frecuencia, la lógica financiera no es capaz de
explicar muchas decisiones empresariales que acaban en desastre.
Realmente,
la Ingeniería Financiera es un conjunto de estrategias fundamentada en la
combinación de políticas como corporate
finance, private equity,
gestión de patrimonios, apalancamiento financiero, emisión de deuda como bonos,
obligaciones o pagarés; concentraciones de empresas; deuda subordinada o
sindicada; utilización de los contratos de futuros; cobertura del riesgo de
interés y del riesgo de cambio. El objetivo principal de esta disciplina
financiera consiste en aprovechar las imperfecciones de los mercados y las
ventajas de cada producto o fuente, a fin de propiciar la financiación de
proyectos de gran envergadura, como por ejemplo un Project Finance, constituyéndose en un medio indispensable para
desenvolverse en un entorno tan extraordinariamente globalizado como el actual.
La
Ingeniería Financiera no consiste en estafar a los accionistas maquillando
beneficios ni inflando activos; no trata de amañar los datos que se facilitan a
los mercados bursátiles (profit
warning) para incrementar artificialmente el valor de la acción y
beneficiarse de los bonos
correspondientes; no estriba en evadir dinero a paraísos fiscales para pagar menos
impuestos o blanquearlo; no aconseja constituir sociedades instrumentales para
“distraer” fondos y difuminar datos; no aboga por los testaferros insolventes a
quien imputar la responsabilidad; no adoctrina sobre cómo traicionar la
confianza depositada por los accionistas para desviar el dinero de éstos en
provecho personal del defraudador.
En
definitiva, la Ingeniería Financiera, materia integrada en las Finanzas
Corporativas, consiste en una actividad para ser desarrollada por profesionales
que requiere muchos conocimientos, experiencia y, sobre todo ética, valor que
aún siendo indispensable en todo el ámbito de una organización, es mucho más
exigible en el de las finanzas, precisamente porque se trata de administrar
dinero ajeno.
Es urgente
divulgar una pedagogía que actúe como revulsivo contra el convencimiento
popular de que un experto en Ingeniería Financiera es un estafador en potencia
y, erradicar la creencia de que las malas artes en materia de actuación
financiera se fundamenta en esta compleja actividad profesional.
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