Para que se produzca el deseado crecimiento
económico, la mayoría de expertos económicos coinciden en que deben fluir los
créditos bancarios a particulares y empresas, a fin de financiar el consumo y
las necesidades en circulante e inversiones para las empresas.
Sin
embargo, existen una multitud de factores que, por diversas circunstancias actúan de cortapisas para el logro de
ese objetivo. Para mayor compresión se comentan algunos condicionantes, desde
el punto de vista de los principales agentes implicados.
BCE (Banco
Central Europeo) Las anteriores medidas del BCE
que hasta la fecha había inyectado a los bancos para que éstos los destinaran a la concesión de
créditos no consiguieron el objetivo deseado ¿Por qué? Porque los bancos
prefirieron depositar el dinero recibido, en el mismo BCE como si de ahorradores se tratara, obteniendo
así una rentabilidad superior a su coste, sin asumir ningún riesgo. En otros
casos esos recursos fueron destinados a la adquisición de activos con el mismo
fin. Ahora, el
BCE ha anunciado que a partir del próximo mes de marzo inyectará 60.000
millones de euros mensuales hasta los 1,14 billones de euros durante
casi dos años al tipo de interés inédito en Europa del 0,05%. Para evitar que
se repitan las malas prácticas anteriores, esa enorme inyección de dinero se realizará mediante compras
combinadas de deuda pública y privada.
Bancos
Españoles.
Recientemente los bancos españoles han presentado sus cuentas anuales
correspondientes al año 2014. La mayoría de ellos han logrado unos beneficios
significativamente superiores a los del año anterior a pesar de la detracción
del crédito a particulares y empresas, gracias a las menores provisiones, a los
resultados de sus filiales en el extranjero y a las comisiones –los bancos del
IBEX han ingresado en concepto de comisiones de los planes y fondos de
pensiones 3.000 millones de euros, que suponen un incremento del 20% sobre el
año 2013- Llama la atención que en el discurso de presentación de resultados
los Presidentes de las entidades todos ellos hayan coincidido en que “habrá más
crédito”. El Presidente de Caixabank ha afirmado rotundamente: “que pidan, que
pidan” Sin embargo, las mismas entidades alegan que están dispuestas a dar
créditos pero que el alto nivel de negativa de los mismos obedece a que los peticionarios,
o son insolventes, o la información que facilitan no es satisfactoria.
PYMES y
autónomos.
Aquellas PYMES que exportan buena parte de su producción ya cuentan con
líneas de crédito a la exportación, desde créditos documentarios a créditos al
comprador. En cambio, aquellas que no exportan se ven obligadas a recurrir a
los créditos bancarios tanto para financiar las necesidades en circulante como
en inversiones de infraestructura, sin los cuales les resulta imposible la
subsistencia. La carencia de créditos ha sido la mayor razón de que unas
300.000 pymes hayan desaparecido asfixiadas, tanto por esa carencia como por la
alta tasa de morosidad, consecuencia de la misma razón, padecida por sus
deudores, lo cual ha supuesto un efecto espiral que ha resultado letal. Ante la dificultad de conseguir créditos, mucha
PYMES están adoptando nuevas estrategias en materia de financiación con el fin
de independizarse de los bancos. En los países latinos ha sido tradicional una
absoluta dependencia de los bancos por parte de las pymes con el consiguiente sometimiento y aceptación
de las abusivas cláusulas que éstos imponen. Probablemente, cuando los bancos
decidan abrir la mano a la concesión de créditos se encuentren en que la
demanda no sea la esperada, lo cual explicaría una especie de venganza a los
abusos de la Banca.
Emprendedores. Otro sufrido colectivo
que está de actualidad y es objeto de las promesas incumplidas de las altas
instancias del Gobierno Central, Autonómicos y Locales al proclamar que, ante la dificultad de encontrar
trabajo la mejor alternativa consiste en “hacerse emprendedor” En este país se da la calificación de
emprendedor al autor de un sistema revolucionario de información o novedades emergentes
apoyadas en la tecnología que, en realidad son las denominadas start-up, que
alguien que, con cuatro chavos de la familia o con la indemnización por
despido y la capitalización del subsidio de desempleo “pone un bar” en la misma
calle donde éstos ya abundan, con la altísima probabilidad de fracaso en poco
tiempo. Lo que subyace de ese deseo de las Administraciones es que la gente que no encuentra
trabajo se dé de alta de autónomos y, por consiguiente, baja de las listas del
desempleo para apuntarse ellas el tanto de creación de empleo y sustituyan
posibles subvenciones por aportaciones al sistema. Un aspecto que se silencia y no se le da solución es el que la mayor
parte de fracasos de los emprendedores proviene de carecer de un capital
inicial para hacer frente a los costes de apertura. Impuestos, gastos de asesores y notario, papeleo y la cobertura de las primeras semanas o meses hasta que el
negocio empiece a funcionar razonablemente. Desgraciadamente, las tan
cacareadas fuentes de financiación para este fin como Capital Riesgo, Business
Ángels y alguna subvención siempre muy limitada y difícilmente alcanzable,
magnificadas exageradamente y puestas de modelo de financiación idóneo para
este colectivo no han dado el resultado deseado ya que a esas instituciones no
les interesa invertir en nuevos proyectos, salvo en los casos citados de las start-up
que presenten posibilidades reales de crecimiento a fin de recuperar su
inversión más el beneficio perseguido, gracias a una gestión en ocasiones muy
agresiva, en el menor tiempo posible.
Particulares. Los particulares y las
familias son otro colectivo muy afectado por la restricción del crédito, lo
cual provoca el consiguiente frenazo del consumo. Ante esa pertinaz situación, las
familias y particulares han optado por no endeudarse más. Prueba de ello es que durante el año
2014 la deuda de las familias residentes en España con las entidades financieras se redujo un 4,7% pasando a 745.793 millones de
euros el nivel más bajo desde el 2006, antes de la caída de Lehman Broters.
Este aspecto que, en principio parece positivo, pone de manifiesto el interés
de estos colectivos en reducir su endeudamiento ante el futuro incierto del
actual entorno socio-político-económico.
En resumen, el
objetivo de los bancos es conseguir el mayor beneficio y ROE posibles, al
margen del destino y utilidad de los créditos que concedan, por lo cual
orientan su negocio hacía segmentos poco arriesgados y rentables. Los departamentos de riesgo de las
entidades financieras seguirán con su tradicional y férrea política de conceder
créditos exclusivamente a la vinculación de avales o garantías, al margen de la
viabilidad y utilidad de cada proyecto. Por esa razón, aunque existe un amplio
consenso de las entidades financieras en que este año 2015, será el de la
“estabilización de créditos” no es más que un eufemismo para alargar en el
tiempo las decisiones que serían
de desear.
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