Existe un consenso del colectivo formal de
los profesionales de la Economía por el cual el papel fundamental del
economista es el de analizar y buscar el origen y razones producidos por los
fenómenos registrados en un entorno económico determinado o comparar los
resultados de un entorno con otros entornos afines. Por consiguiente rechazan
de plano todo augurio infundado, sobre todo a largo plazo ya que ello no es más
que una perversión de esa finalidad.
Los profesionales que afirman lo que
sucederá en las próximas decenas de años parecen ignorar que el devenir de la
actividad económica no es más que el resultado de las decisiones de infinidad de
agentes económicos que con las mismas modifican de continuada y sustancialmente
cualquier devenir que se haya podido preestablecer como un modelo estático y
único.
La actuación de algunos economistas
mediáticos aupados por el desmedido afán de algunos medios sensacionalistas de
comunicación los cuales se percataron que “fichar” a economistas catastrofistas
poco rigurosos en sus análisis y menos creíbles en sus augurios incrementaba
sustancialmente su audiencia, objetivo final de su propia existencia ya que
cuanta más audiencia mayores ingresos por publicidad, han supuesto un vehículo
idóneo para algunos personajes.
Solo así se puede entender que se hayan
oído y visto afirmaciones como que España saldría en el 2012 del Euro; que el
barril Brent superaría los 200 dólares en el año 2013 o las desdichas y
fatalidades que afirman sin recato que sucederán dentro de 20 o 30 años, -obviamente,
plazo que nadie le podrá reprochar nunca-, por algunos personajes supuestamente
expertos que no solo siguen en el candelero sino que son admirados y seguidos
por una parte de la población que les adoran como a gurús, y siguen a
pies juntillas lo que oyen decir al “oráculo” como si se tratara de una palabra
divina. Obviamente, esos predicadores solo persiguen notoriedad y beneficios
económicos gracias a las tertulias que se los “rifan” y a los libros que editan.
Sin perjuicio de otros, caben resaltar
varios arquetipos de esos “videntes económicos”.
POLITIZADO. Aquellos que pertenecen, directa,
indirectamente o por simpatía a un partido político suelen centrar su oratoria
en denostar toda decisión o propuesta que haga el partido opositor, aunque sean
las más lógicas y oportunas. En algunos casos pueden ser submarinos infiltrados
y coreados por el partido beneficiado.
APROVECHADO. Ha descubierto que su éxito
consiste en que sus “fans” valoran más las catástrofes que pronostican, aunque
se refieran a dos o tres lustros vista, que si dedicaran sus esfuerzos a hacer
pedagogía de la cual está tan faltada la ciudadanía. Se trata sólo de
pontificar sin aportar nunca soluciones a sus propias críticas.
AUGUR. Sacerdote romano que adivinaba el
futuro. Por extensión, también se aplica a toda persona que vaticina; agorero es aquel que presagia
desgracias.
RESENTIDO. Aquellos que actúan vociferando vehementemente por el mero
hecho de nunca son llamados ni consultados para participar y ser oídos en
comités de sabios o asesores de prestigio.
En resumen, los economistas mediáticos que parecen poseer el don de la
ubicuidad, están aprovechando la actual crisis en su propio interés, aupados
por quienes les pusieron la etiqueta de haber sido los primeros en anunciar la
crisis, cuando en realidad se limitaron a usurpar las advertencias y
documentadas conclusiones que mucho antes habían hecho economistas de
prestigio, algunos Premios Nobel.
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