Por razones y en
escenarios distintos, recientemente hemos podido ver y oír a los dirigentes
griegos Alexis Tsipras y Yanis Varufakis y al Primer Ministro de
Hungría Víctor Orbán expresarse
perfectamente, con gran soltura y solvencia en inglés, idioma tan distinto a
los suyos propios respectivamente.
Desgraciadamente no sucede lo mismo con
nuestros dirigentes políticos. Ni en el caso del actual Presidente Rajoy ni en
el de sus predecesores, con la única excepción del políglota José Maria
Aznar que imparte sus conferencias en un inglés tan macarrónico que produce más
vergüenza ajena que admiración.