Existe un consenso del colectivo formal de
los profesionales de la Economía por el cual el papel fundamental del
economista es el de analizar y buscar el origen y razones producidos por los
fenómenos registrados en un entorno económico determinado o comparar los
resultados de un entorno con otros entornos afines. Por consiguiente rechazan
de plano todo augurio infundado, sobre todo a largo plazo ya que ello no es más
que una perversión de esa finalidad.
Los profesionales que afirman lo que
sucederá en las próximas decenas de años parecen ignorar que el devenir de la
actividad económica no es más que el resultado de las decisiones de infinidad de
agentes económicos que con las mismas modifican de continuada y sustancialmente
cualquier devenir que se haya podido preestablecer como un modelo estático y
único.
La actuación de algunos economistas
mediáticos aupados por el desmedido afán de algunos medios sensacionalistas de
comunicación los cuales se percataron que “fichar” a economistas catastrofistas
poco rigurosos en sus análisis y menos creíbles en sus augurios incrementaba
sustancialmente su audiencia, objetivo final de su propia existencia ya que
cuanta más audiencia mayores ingresos por publicidad, han supuesto un vehículo
idóneo para algunos personajes.