Días
atrás, en una reunión informal, dos de los asistentes, uno ingeniero de obras y
otro arquitecto, coincidieron en que el sector de obra civil, infraestructuras y
grandes instalaciones está experimentando una cierta recuperación desde el
aciago año 2008 de infausta memoria.
La pregunta inmediata y unánime del resto de
asistentes fue, a qué atribuían esa supuesta recuperación de ese importante ámbito
económico, cuando, en muchos círculos empresariales y económicos se sigue
abundando en que aún hay crisis y las cosas siguen tan mal como ha venido
siendo norma en los últimos tiempos.
La respuesta de los aludidos, por supuesto
personal aunque fruto de su experiencia profesional, fue que existen intereses
en proclamar pesimismo con el fin de evitar que los salarios se desmadren y,
así, se dice en esos círculos, incrementar la competitividad.
Casualmente, poco antes de esa reunión yo había
estado leyendo en los periódicos que los sueldos de los directivos crecieron un
10% durante el año 2014 con respecto al anterior, amén del fondo de pensiones
que, para 78 consejeros de empresas del IBEX totalizaban 492 millones de euros.
Mientras, los salarios de los trabajadores fue negativo -0,6%- durante eses mismo
período. También se señalaba que los directivos mejor pagados de las grandes
empresas ganaron 104 veces más que la media de la plantilla de su empresa.