dilluns, 9 de gener del 2012

Aparquemos el pesimismo. Publicat per Eliseu Santandreu al diari Expansión el 9 de gener


En las puertas de un nuevo año, -cuarto desde que se inicio la crisis- todos los medios, fuentes y expertos auguran que aún será más duro que los anteriores. Por mi parte no me atrevo a predecir nada, pero sí estoy seguro de que aún conviviremos viendo y oyendo cosas como:

a) Las agencias de calificación seguirán lanzando amenazas, dardos envenenados y rebajas de calificaciones a tirios y troyanos, provocando que el incauto inversor deshaga sus posiciones en Bolsa y los grandes y misteriosos especuladores sigan amasando mucho más dinero del que ya tienen, aprovechándose del caos que impera y de la información privilegiada.

b) Muchos expertos autóctonos, extranjeros y algún premio Nobel seguirán dando recetas basadas en modelos teóricos, sin tener en cuenta los enormes cambios que, a diario, se suceden en el entorno. A la mayoría de ellos solo les interesa “hacer currículo”, que les publiquen libros, que les inviten como tertuliano experto o para impartir conferencias y charlas que les proporcionen pingues ingresos.

c) Los máximos dirigentes europeos seguirán en el pandemonium, en lugar de dar ejemplo y modelo de unión, invalidando el término Unión Europea. Solo parece preocuparles tomar aquellas decisiones que beneficien a su país, porque allí están sus votantes, al margen de los intereses de la colectividad que dicen representar.

d) Aflorarán más escándalos como los surgidos en los últimos tiempos. Aunque al principio producen fuerte indignación, son fruto de épocas pretéritas, cuando los mismos expertos de ahora auguraban que España era un modelo económico a imitar y tomar como ejemplo.

Ante ese escenario que no es más que llover sobre mojado, el nuevo Gobierno, contará en su haber con la ventaja de conocer el resultado de los errores cometidos y practicados por el gobierno anterior. Juegan con la baza de que aunque no sepan muy bien lo que deben hacer, sí saben lo que no tienen que hacer y eso supone dar menos palos de ciego. Al margen de ideologías políticas, lo importante ahora es poner a flote el barco. Ya habrá tiempo de discutir de que color pintarlo.

Aunque sea por inducción y, pese a aguantar lo que aguantan, el mejor ejemplo de optimismo, lo están dando los empresarios de las pymes, los cuales desde que se levantan hasta que se acuestan leen y oyen la catarata de cataclismos y tsunamis que los expertos lanzan a diario desde todos los medios de comunicación, pugnando con otros expertos para ver quien lo pone todo más negro. Sin embargo, cuando recogen el diario o apagan la radio o el televisor, hacen abstracción de todo ello para centrarse en dirigir a su empresa con lo mejor de su buen saber y hacer. Éstos son los anónimos protagonistas llamados a salvar la economía y no los buitres financieros que solo se dedican a hundirla.

Les propongo a ustedes que, además, de prometernos dejar de fumar, hacer ejercicio y estudiar inglés, aparquemos el pesimismo, ni que sea en atención a nuestra propia salud.